*En una de sus últimas publicaciones de Facebook posteó: “Dios mío, tu palabra es más dulce que la miel”
H. Matamoros, Tamps.- La mañana del tres de marzo había transcurrido de manera normal. Para entonces, ya era medio día y Areli Pablo Servando se disponía a salir de su trabajo -de la empresa HIK VISION-, para comer.
Antes, tenía que pasar por una de sus dos sobrinas a la guardería, y llevarla a la colonia Juárez, donde vivía con sus padres. Se despidió de su jefe y salió de la pequeña oficina donde se encuentra la empresa.
HIK VISION se localiza casi en la esquina de Santos Degollado y Primera, en la colonia Modelo.
Al salir, tomó la calle Primera y caminó una cuadra para llegar a la avenida Lauro Villar, donde esperaría una unidad urbana que la llevara a donde se encontraba su sobrina.
Llegó a un lugar equivocado y a una hora equivocada.
Quienes conocieron a Areli, aseguran que en su mente siempre estaba Dios, por lo que es muy seguro que cuando la alcanzó la bala perdida que la mató, estaba pensando en él.
Areli Pablo falleció de manera instantánea.
Ella fue la víctima inocente de la agresión que sufrieron cuatro afroamericanos, por parte de un grupo armado ese día, esto, en el cruce de las calles Primera y Lauro Villar.
La joven, quien contaba con 33 años de edad estudio Informática en el Conalep, pero por lo regular, en sus trabajos realizaba labores de contabilidad, como lo venía haciendo en su actual empleo.
Hace dos años había trabajado en el departamento de facturación en la empresa COPY-SERVICIOS DE MATAMOROS, donde aseguran que fue una joven muy seria y trabajadora.
Pero sobre todo fue una joven que estuvo apegada a la religión, pues asistía, casi todos los días a la Iglesia Cristiana Pentecostés, al Templo Maranatha, donde fue vicepresidenta de la Asociación de jóvenes embajadores del poder Pentecostés.
Fue precisamente ahí, en el templo, localizado en el 707 de la calle Guillermo Prieto, de la colonia Delicias, donde fue velado el cuerpo de la joven, para luego ser sepultados sus restos en el panteón San Joaquín.
Ella estuvo apegada a la religión, aseguraron sus ex compañeros de trabajo, quienes comentaron que nunca se casó, ni tuvo hijos, como se aseguraba en un principio.
Era muy sería y creyente en Dios, y así lo demostraba en sus publicaciones de Facebook, donde posteaba mensajes religiosos, como en uno de sus último, en el que se puede leer: “Dios mío, tu palabra es más dulce que la miel”.
Q.E.P.D.
